Tres historias insanas -2-

Número 4. “La Hummer”

Y no es que nunca hubiera visto una, pero… ¿No andabas tú el día que andábamos juntos el Sabripobre, el Carita y yo? Já! Claro que no. Este tipo de aventuras, siempre lo he dicho, no se hicieron para pobres diablos… pero espera, no te ofendas, lo que pasa es que la situación se puso tan de la verga que el Sabripobre se mió, el Carita lloró y yo como siempre resulte ser el que más rifó.

Dimos vuelta en la Cinco Esquinas, dispuestos a recorrer la calle principal para ver a las nenas del pueblo. Esta vez, no era mi Poderoso Blue Power el que hacía rugir su motor, sino la Cheyenne 09 del Sabripobre –que de pobre no tenía nada–. Su papi se la había obsequiado porque en el rancho los ‘apás’ si regalan camionetas a sus hijos no como reza cierto comercial. Pero eso no viene al caso, lo que si va es lo que en el siguiente capítulo les voy a contar. ¡Verga!

Número 5. “La MILF que no”

Montados en la Cheyenne recorrimos la calle principal, entusiasmados, destapando cervezas y deleitándonos la pupila. Esa noche nos dimos cuenta que Sandrita ya estaba en edad de merecer, que Julieta ya tenía buena teta, que Carlota ya alcanzaba el timbre, que Romina ya se veía muy ‘mayugada’ y no pasaba, que Isabel ya no andaba con el Gay y que a fin de cuentas éramos tres rufianes, borrachos y sin causa, que no nos atrevíamos a bajarnos, a salir de atrás de la cerveza para platicar con ellas. ¡Verga! Ya divago más gacho que antes.

El caso es que después de doblar por el Callejón del Burro Flaco una Hummer color negra comenzó a seguirnos. Al principio la chuleamos: “Ah, ya vieron que troca tan chingona traemos atrás” –dijo el Carita–, “uy, está chida pero está mejor mi Cheyenne” –dijo el Sabripobre–, “merezco” –dije yo–. Pero después de 10 minutos de dar vueltas y vueltas, de doblar esquinas y de “subir subidas” con la Hummer detrás de nosotros, con esas luces tan blancas, con los faros misteriosos y con toda la palabrería y relatos del Narcotráfico, de las ejecuciones, de decapitados, de viento y furia y demás demás… nos empezó a dar miedo –menos a mi, claro-.

Conversación harto pedera -1-

Carita: No mames güey! Esa Hummer ya tiene mucho pinche rato siguiéndonos.

PajOn: Naaa, a lo mejor van pa’ donde mismo.

Carita: No pero, la neta ya me pusieron nervioso.

PajOn: Naaa, a lo mejor… no sé.

Carita: Puta madre, mejor nos vamos a ‘jetear’ ya.

Sabripobre: Este si, yo ya tengo sueño. ¿Cuántas ‘cheves’ quedan?

PajOn: Queda medio cartón y…

Sabripobre: Tres cada quien y nos rifamos la que sobra.

Carita: Simón y que cada quien se las lleve a su casa… vámonos!

PajOn: “There is a vampire inna you area”

Sabripobre: No mamen!

Carita: ¿Qué?

PajOn: ¿Qué?

Sabripobre: Creo que me echó las luces altas.

Carita: Quieren que te pares… no te pares, ¡dale cabrón!

PajOn: jajaja ¡Verga!

Número 6. “El miedo no anda en Cheyenne 09”

Y el Sabripobre le ‘piso’ a la Cheyenne. Dimos vuelta por la Calle de la Escuelita, doblamos a la izquierda por el Callejón del Mono Prieto, pasamos por la esquina de los Abarrotes Don Trino como alma que lleva el diablo para perder a la Hummer. Pero al cruzar la Calle del Arroyito nos topamos con ella de nuevo. El Sabripobre aceleró y sin querer queriendo le dio un ‘besito’ un coche que estaba por ahí estacionado. Te lo van a cobrar mañana, le dije. La Hummer seguía tras nosotros. Salimos a la carretera para perderla de una vez por todas pero de nada sirvió, seguía ahí. Finalmente salimos a un camino de terracería y paramos tras unos maizales…

Asustados por la persecución –menos yo-, decidimos pasar ahí la noche…

****

A la mañana siguiente volvimos a TP City. El Sabripobre nos dejo en nuestras casas sin despedirse ni nada, obviamente le andaba por ir a contarle a su papi. Al mediodía el Carita me llamó y me dijo que el Sabri se fue a San Peter City a tomar un avión a los Estados Unidos. Me reí como loco y le dije “no mames”. El Carita lleva una semana sin salir de su casa…

Ese mismo día, después de comer, llegó mi camarada Kurchesko y salimos a dar el rol en mi Poderoso Blue Power. Mi ruski asistente andaba dadivoso y me invitó las chelas. Me pidió que lo llevara al cajero para sacar dinero de su cuenta de retiro de la KGB. Mientras estaba estacionado frente al Banco cercano al jardín sucedió… La Hummer que nos persiguió la noche anterior se detuvo frente a mi… Mis piernas comenzaron a temblar y se me secó la boca, Kurchesko no salía del cajero pues siempre ha sido un pendejo y no le halla a las indicaciones de la pantalla. Se abrió la puerta del conductor de la Hummer. ¡Verga! Pensé… “¡Apúrate pinche ruso mamón!” De la Hummer bajo, inesperadamente, una hermosa mujer de unos cuarenta años, auténtica mamá de comercial, con un mozalbete de unos 4 años en brazos. Tenía unos pechos hermosos y unas nalgas fascinantes, luego bajaron también otros dos críos con pistolas de juguete jugando a la PFP contra los Narcos…

Y yo pensé: ¡Verga!

Enlace a Tres Historias Insanas -1-

todos quieren ya ser gatos jazz!